lunes, 15 de noviembre de 2010

Navegando por el Nam Ou hacia Nong Khiaw, Laos

Despues de que Nat sueñe con arañas… jajaja! Y es posta lo que les digo! Nos levantamos. Yo tenia un dolor de cabeza terrible. La Beer Lao me había pegado fuerte. Desayunamos en el mismo Guest House, en una especie de terraza balcón con vista al Río Nam Ou. La verdad que estuvo espectacular. (sin contar mi dolor de cabeza, je)
Partimos en busca de un banco porque necesitábamos comprar kips. Ahí ya nos encontramos con los otros chicos. No les puedo explicar lo que era el “banco”. Dos tipos sentados en un mostrador. La caja fuerte ahí a la vista de todos. No sé, muy raro. Parecía que entrabas en una gomería si mirabas las paredes. Si lo quería afanar era una boludes. Pero claro, no debe tener un mango. Compramos kips a 8000 / usd y partimos al puerto.



Allí empezamos a discutir con los del ticket office (una choza de madera de 2 x 2). Porque teníamos que llegar a 10 personas más o menos para que nos lleven hasta Luang Prabang. Llegaron un par más de personas y pudimos partir pagando 120.000 kip cada uno. Sí, bastante salado. Cargamos el barco y subimos. Era una especie de canoa muy larga con un motorcito (no fuera de borda). El conductor manejaba desde adelante. Y partimos. Por suerte íbamos a favor de la corriente. Si no me imagino que debe tardar bastante más porque por momentos la correntada es muy fuerte.
El viaje para mi estuvo genial. Obviamente después de lo de ayer nada podía ser peor, je! Íbamos navegando ese río, entre las montañas de roca, selvas muy tupidas, los pescadores en esas canoas bien chatitas que no sé como miércoles flotan, aldeas, trampas que me parece que son para nutrias o algo así, cebúes metidos hasta el cuello, etc etc. La verdad que el paisaje es muy bueno. Por momentos pasas entre paredes gigantes de roca de metros y metros de altura. Además, la gente acá empezó a ser diferente. Ahora te saludan por la calle, especialmente los chicos. Te dicen “sapati” o algo así, que quiere decir “hola”.



Otra cosa buena del viaje: los rápidos. Sí, leyeron bien. Rápidos. Por momentos pensé que la canoa se partía al medio. Porque no era solamente el mal estado de la canoa y las olas. El tema era que iba parando en las aldeas que cruzábamos y se iba bajando y subiendo gente. Igual que con los buses. Cada uno que subía llevaba 5 bolsos, je. Y no sé cómo hacen pero los cargan a todos! Igual no me daba miedo porque seguramente que esa canoa ya había sido testeada muchas veces, jeje! Pero bueno, divertido al fin, nos mojamos un poco porque algunas olas se metieron adentro de la canoa pero por suerte nada más que eso.
Y ahora lo malo del viaje: los asientitos de madera. Entre que no tenían almohadones, el traqueteo de los rápidos y las 4 horas ahí arriba me tuve que conseguir un fibrón para dibujarme la raya del traste de nuevo. Jejeje!!!


Los chicos de Finlandia se bajaron en una pueblito antes, como a media hora de Nong Khiaw. Se llama Muang Ngoi Neua. Estaba genial!! Hasta tenía una playa de arena. Parecía muy bueno. Yo tenía ganas de quedarme porque era muy lindo. Pero bue, ya esta, seguimos viaje. Por suerte cuando llegamos a Nong Khiaw, tipo 3 de la tarde, estaba bárbaro también. Son pueblitos más chicos pero a su vez son muy turísticos. Éste estaba en el medio de las montañas, de paredes interminables de roca. Lo cruzaba el río Nam Ou y justo ahí desembocaba otro que no me acuerdo como se llamaba. Un puente unía los dos lados del pueblo, que a su vez separa dos provincia de Laos. Nos gusto tanto lo que vimos de este pueblito y veníamos tan cansados de viajar y viajar que decidimos quedarnos un día más.


Almorzamos ni bien bajamos del barquito con las chicas de Dinamarca y con el Irlandes, estábamos cagados de hambre, je! Tomamos unas Lao Beer y luego buscamos hotel. Ellos se quedaron en uno que tenía baño compartido, así que nosotros seguimos y encontramos Bamboo Paradise. Una choza, o especie de bungalow hecho de madera y caña de bamboo. Muy rustico, como yo jugando al futbol, je! Pagamos 50.000 kip la noche, o sea 6usd mas o menos.
Finalmente fuimos a comer a un restaurant de comida India, para recordar viejos momentos y especialmente el “butter nan”, un pan que le gusta mucho a Nat. Allí nos encontramos con los otros chicos que casualmente habían tomado la misma decisión de quedarse un día más en este pueblito. Nuevamente nos fuimos a dormir entre los mosquito nets porque acá sí que estaba lleno.

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