lunes, 8 de noviembre de 2010

Navengando por Halong Bay, Vietnam

Al habernos acostado tan temprano el día anterior, nuevamente a las 5 de la matina teníamos los dos ojos como un búho. Nati en realidad se parecía a una lechuza, jaja!. Así que nos levantamos, nos hicimos unos mates, escribimos unas líneas, preparamos las mochilas, curamos la patita, observamos las vistas espectaculares de la bahia que nos ofrecia nuestro balconcito junto al amanecer y luego partimos al hotel donde habíamos contratado la excursión para desayunar y luego partir.


Desayunamos un vietnamese coffee con leche condensada. En la Argentina, el café vietnamita estaría prohibido por lo fuerte que es. Je! Por suerte tienen pan, debe ser uno de los legados franceses, así que pudimos comer pan con manteca y dulce. Le pagamos al tipo del hotel u$s50 por persona para la excursión por dos días en el barco, con todas las comidas. Era un precio bastante razonable por lo que habíamos escuchado.
A las 8 nos pasó a buscar un minibús que nos llevó a un puerto más alejado, desde donde salían estos botes turísticos. Nos subimos con un grupo, franceses, alemanes, un tipo de la Guayana francesa y dos españoles con los que pegamos buena onda y fuimos charlando todo el viaje. Obviamente Nati, como buena periodista, le preguntó hasta de qué color usaban la ropa interior, ejeje. Lo loco es que hace como un año y medio que van viajando; hasta estuvieron 4 meses en la Argentina: realmente envidiable.
Salimos navegando en el bote, a través de las montañas de roca, unas vistas espectaculares. A medidas que avanzábamos, veíamos cosas más impresionantes. Milles de formaciones rocosas que, erosionadas con el agua y el viento, forman estructuras monstruosas.
La primera parada fue Monkey Island. Paramos en una playita de arenas blancas, agua transparente y cálida, e hicimos un mini trekking hasta casi la cima del morro. Muy buenas vistas, sacamos unas fotos realmente espectaculares, pero monos… no vimos ninguno. Je! Volvimos al barco, no sin antes darme un buen chapuzón.


Segunda parada fue una cueva o caverna. Estaba preparada para el turismo, con senderos, luces de colores por dentro, negocios, etc etc. Los tickets ya estaban incluidos en la tarifa de la excursión. Las vistas, las formaciones, las estalactitas y todo lo que se podía ver adentro de la caverna fue realmente impresionante. El único problema que tuvimos, y con el viaje en general, es que parece que el guía se había tomado vacaciones. Porque nadie nos explicaba nada. Había dos conductores en el barco que de pedo que sabían decir hello y thank you. Así que sólo pudimos ver pero nadie nos explico cómo se había creado esas formaciones ni nada.


Después se empezó a sentir olorcito a comida. Y mientras íbamos viajando nos dieron unos platitos tipo compoteras, palitos chinos y toda la comida: Arroz, espinaca, rolls, pepino en rodajas, un pescado bastante picante pero estaba bueno, salsa de soja y no me acuerdo que más. Sin lugar a duda, lo mejor del viaje. La verdad es que no sé como hacían para cocinar tan rico encima del barco.
Tercera parada fue una de las tantas casitas flotantes que había por toda la bahía. Allí nos esperaban unos kayaks con los que recorrimos bastante el lugar. La verdad, muyyyy bueno!!! Este lugar trasmite una paz increíble. Nos acercamos a las montañas de rocas y había muchos cangrejos. También vimos criaderos de mejillones o algo de eso. Los tienen un año en unos canastos con arena y después los venden. También en las casitas tienen como jaulas hechas con redes y crían peces. Primeros los pescan y después los encierran para engordarlos y venderlos más caros. O por lo menos eso es lo que le entendí al vietnamita de la casa. Las estructuras están hechas de cañas o palos con flotadores y de ahí cuelgan las sogas que atan a los canastos con la arena. Hasta perros tienen!! Y andan dando vueltas encima de los palos como si fuera el patio de la casa. Parece mentira la habilidad que tienen para caminar ahí arriba con sus 4 patas.


Luego, para todo esto ya se estaba poniendo el sol. El grupo grande se tenía que volver y nosotros nos tuvimos que cambiar de barco porque íbamos a pasar la noche. Allí conocimos a una pareja nueva que quería hacer lo mismo que nosotros. Alemanes. Muy macanudos. Así que pasamos las mochilas al nuevo barco, nos despedimos del grupo, y salimos para el medio de la bahía. Allí anclaron y se pusieron a cocinar. Nuevamente, excelente!!! Además de lo de hoy le agregaron tofu y algo parecido a los calamaretis. Sinceramente espectacular.
Pero lo mejor de todo estaba por pasar. Los guías de estos barcos estaban con otros dos de otro barco, que había anclado juntos. Y hasta habían cocinado juntos. Nosotros estábamos haciendo la sobremesa con los alemanes. En un momento cae uno con una botella de agua mineral pero parecía que tenia agua un poco sucia y dice: “Rice Wine, happy sleep” jajajaja!!!!!! Increíble. Ya se habían bajado media botella y estaban medios tocados. Imagínense lo poco que se les entendía. Así que empezaron a ofrecer rondas.
En una de esas me toca a mí. Y me lo mande. Wow! Muy fuerte. Olía como un vodka pero por suerte era un poco más suave. El alemán los invito a sentarse con nosotros y de pronto estábamos todos haciendo rondas y brindis con el rice wine. Jajaja!!! Cagandonos de risa. Había un par de ellos que estaban muy en pedo, jajaja!!! Nos saben como hablaban!!! Jajaja!!! Increíble.
Y así fue como nos fuimos a nuestro happy sleep. Je!

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