sábado, 6 de noviembre de 2010

Por fin en Hanoi, Vietnam

Hola! Vamos a contarles nuestro segundo día del viaje. Salimos del hotel Concorde –ese que creíamos sería de 5 estrellas, pero no fue…– a las 8.30, luego de comernos todo en el desayuno. Matías se comía su comida y la mía también. Partimos hacia el aeropuerto en un colectivo que hace viajes para los hospedados en el hotel y en el trayecto conocimos a tres muchachos a quienes habíamos escuchado hablando un español bien argento. Eran de Mendoza. Llegamos al aeropuerto, hicimos todo el papelerío con estos tres candidatos y de ahí en más nos empezaron a pasar cosas raras. Estábamos esperando en la puerta del vuelo para subir al avión y se pronto se empieza a sentir como un balde de agua cayendo desde el cielo. Era un pobre tipo, creo alemán, que se estaba lanzando la vida. Sonaba como una canilla.  Se ve que alguna comida de Malasia no le había caído del todo bien. Entre nosotros nos mirábamos y no sabíamos qué hacer. Por suerte llegó su esposa para atenderlo. Gracias a Dios, porque nadie se le quería acercar, pobre tipo.



Luego, hablando con los mendocinos y yo, como bien bruta que soy, les dije: “Parecen chilenos por la tonada”. Matías acota que la tonada no era nada que ver porque eran mendocinos, pero a mí me parecían iguales!!! Entonces empezamos a hablar sobre la tonada chilena y ellos los imitaban a la perfección:  cachai, chucha, wn (huevón), como tai, etc. Nos empezamos a reir porque parecían chilenos!!!! No tenemos nada en contra de la tonada chilena, pero nos reímos así como ellos se ríen de nuestra  YYYY. En un momento, Mati dice: “No sea cosa que haya un chileno por acá”… No va que nos subimos al avión y estábamos acomodando las cosas que escuchamos un señor que le dice a Mati: “Qué bien los argentinos, cómo critican a todo el mundo eh”. Pobre mati, se le caía la cara, vieron como es, que no le gusta quedar mal con nadie. Nosotros nos quedamos con la cabeza gacha y fueron los mendocinos los que dieron explicaciones y les dijeron que no los criticábamos, sino que comparábamos el acento chileno con el mendocino.
Vuelo de tres horas mediante (estuvo bien), llegamos a Hanoi, la capital de Vietnam.  Cambiamos plata, averiguamos en info turística y nos tomamos un mini bus de Vietnam Airlines que sale u$s 2 y te deja en el centro, en Old Quarter, el lugar más turístico. Es la mejor opción, frente al taxi o el bus público. Ni bien salimos del aeropuerto empezamos a sentir la magia de Vietnam. Cada vez que bajás de cualquier transporte, tenés a 10 vietnamitas queriéndote ofrecer algo. Nos resultó muy parecido a India en ese sentido, incluso también por la cantidad de motos circulando. La diferencia es que en india tenés tuc tuc y acá no. Pero tampoco se respetan las señales de tránsito y para cruzar una calle tenés que tomar coraje y cruzar.


Llegamos al Old Quarter, cerca de St Joseph Catedral y empezamos a caminar para buscar hotel. Yo ya sentía el peso de la mochila y mi espalda no daba más, pero es muy aventurero y eso nos encanta. Entramos a varios que recomendaba la guía pero estaban ocupados. Es impresionante la cantidad de mochileros que hay por acá. Finalmente nos metimos en uno llamado Lucky Hotel y allí nos quedamos, por tan sólo u$s 20 la habitación.


Nos bañamos y salimos a recorrer la ciudad. Ya eran las 16. Y acá anochece muy temprano. En Malasia tipo 18, 18,30 y acá en Vietnam, a las 17.30. La ciudad es muy enquilombada, pero tiene su encanto, principalmente la parte vieja y la más turística. Muchos locales con artesanías típicas, mucha seda, de todo, que Mati no me dejó comprar, a excepción de una lámpara que traemos en la mochila. Pero me prometió que a la vuelta a Hanoi compraremos algo más.



La ciudad tiene un lago en el medio de este barrio. Es precioso. La verdad, a mí me gustó mucho, comimos algo ahí, fuimos al hotel para bañarnos y salir, pero quedamos desplomados en la cama. Será el jet lag?????

No hay comentarios:

Publicar un comentario